Hola a todas. ¿Cómo va el verano? Seguro que fenomenal, salvo por que ya se termina :). Buenos, no desesperes y piensa que lo bueno si breve, dos veces bueno. Así que espero que hayas recargado muchas energías y vuelvas con fuerzas renovadas para afrontar este próximo año.
Bueno, vamos al lío. En la última entrada de mi blog, os hablaba sobre los beneficios de la lactancia materna aprovechando que se celebraba la semana internacional de la lactancia. Según escribía el artículo vi la necesidad de hablaros de una de los dolencias más habituales al que tienen que enfrentarse muchas mamás: la mastitis.
Qué es la mastitis y por qué se produce
Antes de continuar explicando qué es la mastitis y por qué se produce quiero dejar claro que no es un problema grave, aunque sí puede llegar a ser bastante doloroso, sobre todo, cada vez que la madre tiene que dar el pecho al bebé. Pero, con y sin mastitis, se puede seguir dando el pecho al bebé, si así lo desean las madres.
Cuando en términos médicos hablamos de mastitis nos referimos a una inflamación de la glándula mamaria. Según los datos, el número de madres afectadas por mastitis mientras dan el pecho se sitúa en torno al 1-3%. Normalmente, la mastitis puerperal – así se denomina la mastitis relacionada con los partos- suele manifestarse pocos días después de dar a luz.
Cómo se manifiesta la mastitis
La mastitis se puede manifestar de dos maneras según su grado. En su forma más leve se produce eritema – dolor en la zona- y/o sensación de calor en el seno; en los casos más graves, hay fiebre materna mayor de 38ºC y, en el peor de los casos, abscesos de pus que precisan drenaje quirúrgico.
Estos síntomas pueden llegar a ser tan molestos que en ocasiones las madres sienten miedo cuando llega la hora de una nueva toma del bebé. Si es tu caso, no te preocupes, no eres mala madre. Ten la conciencia tranquila y visita a tu ginecólogo cuando empieces a sentir los primeros síntomas de molestias o dolores. Poner solución a tiempo es lo mejor tanto para ti como para el bebé.
Tipos de tratamientos para la mastitis
La mastitis se trata básicamente con antibióticos. Lo que ocurre es que muchas mujeres consideran mastitis al dolor producido en el pecho por la obstrucción de los conductos de la leche, lo que llamamos ingurgiración mamaria. La ingurgiración se diferencia de la mastitis en que no hay infección.
Pues bien, para tratar la mastitis como os decía se utilizan antibióticos en los casos más moderados. En el caso de que lo que tengas sea una obstrucción mamaria (sin infección) es conveniente que:
- Te asegures que el bebé agarra bien el pecho y extrae la mayor cantidad de leche posible. Colocar al pequeño con su barbilla colocada hacia la zona afectada de la mama puede facilitar la extracción de la leche.
- Para favorecer la salida de la leche es recomendable darle el pecho cada dos horas.
- Si ves que te queda leche en el pecho es recomendable extraerla de forma manual.
- Apliques masajes o calor húmedo sobre el seno antes de la toma. Esto facilita la apertura de los conductos de la glándula mamaria y, por tanto, la salida de la leche.
En principio, si no hay complicaciones y sigues estos recomendaciones -y algunas más concretas que te dé tu ginecóloga- , los sintomatología debería desaparecer en 24-48 horas, siempre y cuando no haya infección. En caso de tener una mastitis infecciosa tendríamos que tratar a la paciente, casi con toda probabilidad, con medicación por lo que visitar al médico es imprescindible.