¡Hola a todas!
Hoy quiero hablaros de una dolencia poco conocida a nivel paciente. Se trata de la anexitis o enfermedad inflamatoria pélvica, también conocida por sus siglas EIP. La anexitis consiste básicamente en la inflamación de las trompas de falopio y los ovarios. Se le denomina anexitis por su cercanía con el útero, es decir, tanto las trompas de falopio como los ovarios son anexas al útero.
¿Por qué se produce la anexitis?
La anexitis o enfermedad inflamatoria pélvica se produce generalmente por una infección causada por alguna bacteria. La chalamydia trachomatis es una de los microorganismos a los que se le atribuye más comúnmente la inflamación en las trompas de falopia. Pero además, el estreptococos y la gardenerella vaginalis también son otras dos fuentes importantes de infección.
Por tanto, el desencadenante es un microorganismo que genera una inflamación en la vagina, y cuyos patógenos ascienden hasta las trompas de falopio y los ovarios, a través del útero.
Síntomas más frecuentes de la anexitis
Los sintomatología de la EIP o enfermedad inflamatoria pélvica se manifiesta en forma de dolor en la zona del bajo vientre.
En cuanto a la intensidad del dolor que provoca esta enfermedad varía, como siempre, en función de la mujer. Recuerda que el umbral de dolor es imposible de medir, y por tanto, también de comparar.
En función de su duración, intensidad y síntomas, a día de hoy, se pueden diagnosticar 2 tipos de anexitis o enfermedad inflamatoria pélvica:
- Anexitis aguda: Se manifiesta con un dolor intenso y fuerte en la zona abdominal. Este dolor suele venir acompañado de un cuadro de fiebre y una incómoda sensación de malestar generalizado.
- Anexitis crónica: Se manifiesta con una especie de presión en la zona de los ovarios y de pesadez, pudiendo parecerse o confundirse con un posible dolor pre menstrual.
¿Cuándo se vuelve crónica la anexitis? Pues por lo general esto sucede cuando no se trata, o no se trata bien, una inflamación vaginal, de ovarios o de las trompa de falopio en un primer estadio. Es decir, que si tu ginecólogo establece un tratamiento eficaz a base de antibióticos, fundamentalmente, y obedeces sus recomendaciones, como por ejemplo ingerir bastante agua, se puede evitar con bastante probabilidad complicaciones o que se convierta en una enfermedad crónica y recurrente.
¿Cuál es el tratamiento de la anexitis?
Como os acabo de comentar unas líneas más arribas, el tratamiento es básicamente antibióticos que se pueden acompañar de un analgésico para disminuir el cuadro de dolor y de un protector gástricos para evitar problemas estomacales por la ingesta de estos medicamentos.
Solo en los casos más graves, donde no se consiga bajar la inflamación de las trompas de falopio y los ovarios puede ser necesaria la intervención quirúrgica de la paciente para limpiar abscesos encapsulados o para extraer el pus acumuladado en la cavidad abdominal.
Aunque muchas veces somos reacios a ir a la consulta ginecológica por un dolor, que «ya se pasará» (es lo que suelen pensar todos los pacientes) lo cierto es que si la anexitis no se trata en su debido momento, esta dolencia no sólo se puede alargar mucho en el tiempo, sino que se puede complicar hasta el punto de necesitar cirugía.